El sistema educativo de la España franquista se basaba en una estricta ideología política. Permaneció sin cambios hasta 1945, cuando Franco creó el Ministerio de Educación Nacional.
La naturaleza de la educación durante el franquismo ha sido descrita en términos muy negativos por muchos autores; sin embargo, algunos han argumentado que no era tan mala como parece o que había aspectos positivos en el sistema.
Por ejemplo, no se cobraba matrícula en las escuelas públicas y los estudiantes podían elegir entre programas de estudio religiosos o laicos.
El sistema educativo se mantuvo sin cambios hasta 1945, cuando Franco creó el Ministerio de Educación Nacional.
El sistema educativo se mantuvo sin cambios hasta 1945, cuando Franco creó el Ministerio de Educación Nacional.
Al Ministerio se le confía la supervisión de todo el sistema educativo y su tarea consistía en elaborar un nuevo plan de estudios basado en los principios católicos.
También debía crear nuevos libros de texto que reflejaran estos principios.
La naturaleza de la educación durante el franquismo ha sido descrita en términos muy negativos.
La naturaleza de la educación durante el franquismo se ha descrito en términos muy negativos.
La educación estaba muy politizada, con un fuerte sesgo hacia la Iglesia católica y los militares.
También estaba sesgada hacia el gobierno, que quería asegurarse de que los ciudadanos recibieran formación sobre sus políticas y su filosofía.
La educación se impartía en dos niveles: primaria y secundaria. Ambos eran gratuitos para todas las personas de entre 6 y 14 años; sin embargo, los estudiantes tenían que pagar si querían sus diplomas certificados por un organismo oficial.
Las escuelas primarias duraban cuatro años, pero podían ampliarse hasta ocho si era necesario por falta de financiación u otras cuestiones relacionadas con su funcionamiento lo suficientemente fluido como para que los niños pudieran aprender sin distracciones causadas por problemas financieros dentro de las propias instituciones.
España no era considerada un alumno aventajado en las aulas europeas y seguía siendo pobre en logros educativos incluso en comparación con otros países del sur de Europa.
España no se consideraba uno de los países con mejores resultados en las aulas europeas y seguía siendo pobre en logros educativos incluso en comparación con otros países del sur de Europa.
En la década de 1950, la tasa de alfabetización de España (91%) era comparable a la de Francia (92%), pero inferior a la de Italia (93%).
En 1960, España tenía una media de 7,6 años de escolarización entre su población mayor de 15 años, frente a los 8 años de Francia e Italia, los 10 años de Grecia, los 9 años de Portugal, los 8 años de Alemania Occidental, los 7 años de Austria, los 6 años de Bélgica, los 5 años de Gran Bretaña e Irlanda, los 4-5 años de Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suecia, Suiza y Yugoslavia.
En un país en el que las tasas de analfabetismo seguían siendo elevadas, sólo el 32 por ciento de la población había completado la educación primaria y apenas un 6,5 por ciento había alcanzado niveles académicos avanzados.
En un país donde las tasas de analfabetismo seguían siendo elevadas, sólo el 32% de la población había completado la educación primaria y únicamente el 6,5% había alcanzado niveles académicos avanzados.
Las oportunidades educativas estaban limitadas por la clase social y el género; aunque las reformas franquistas lograron algunos avances en la mejora del acceso a la educación de las clases bajas y las mujeres, no cambiaron estas dos grandes desigualdades de la sociedad española.
Además de estos problemas de acceso, también había muchos problemas con la calidad de la enseñanza impartida por el sistema estatal:
Los profesores no solían estar bien formados; los libros de texto estaban anticuados y carecían de contenido; las aulas estaban abarrotadas; la disciplina era estricta (los estudiantes podían ser expulsados incluso por infracciones menores); los estudiantes a menudo carecían de motivación porque sabían que sus diplomas no les ayudarían a conseguir trabajo de todas formas debido a la falta de crecimiento económico de España durante este periodo
El sistema educativo español se caracterizaba por su clara división en tres categorías diferentes.
El sistema educativo español se caracterizaba por su clara división en tres categorías diferentes.
La educación primaria era gratuita, pero no obligatoria.
De hecho, sólo alrededor del 30% de los niños asistían a la escuela primaria en las décadas de 1930 y 1940, y esta cifra se mantuvo relativamente baja hasta mucho después de la muerte de Franco en 1975.
La enseñanza secundaria también era gratuita pero no obligatoria; podía cursarse en dos niveles: primer nivel (bachillerato) y segundo nivel (preuniversitario).
La educación superior es gratuita pero no obligatoria; hay tres tipos de educación superior: universidades públicas (como la Universidad de Madrid), universidades privadas subvencionadas (como la Universidad Autónoma de Barcelona) o universidades privadas no subvencionadas (por ejemplo, la Universidad Complutense).
La ideología política, basada en el nacionalismo y el catolicismo romano, era estrictamente vigilada y aplicada en todos los niveles educativos.
El sistema educativo fue diseñado para promover el nacionalismo y los valores católicos romanos.
El plan de estudios estaba diseñado para promover los valores del régimen, incluido el servicio militar, el patriotismo, la lealtad a Franco y a su gobierno, la obediencia a las figuras de autoridad (como los sacerdotes), el autosacrificio por el bien de España y otros conceptos tradicionalistas.
La Guerra Civil española había dejado muchas escuelas dañadas o destruidas; sin embargo, fueron reconstruidas durante este periodo bajo las órdenes de Franco.
Los nuevos edificios se construyeron de forma que no se parecieran a la arquitectura moderna (que se consideraba demasiado progresista).
El primer grupo estaba formado por las escuelas públicas que ofrecían educación gratuita a todos los alumnos de seis a dieciséis años.
El primer grupo estaba formado por escuelas públicas que ofrecían educación gratuita a todos los alumnos de entre seis y dieciséis años.
Estos colegios estaban gestionados por el Ministerio de Educación y Ciencia, que tenía el mandato de proporcionar una educación de calidad a todos los niños de España.
El segundo grupo estaba formado por colegios privados que cobraban tasas de matrícula pero también ofrecían algunas becas a estudiantes necesitados, que eran seleccionados en función de su rendimiento académico o sus méritos.
Los estudiantes deben asistir a la escuela hasta que cumplen 16 años (o 15 si aún están en secundaria)
Los estudiantes no tienen que pagar libros ni uniformes; sin embargo, sí tienen que pagar el transporte si su escuela está más lejos que la distancia a pie de casa o eventos patrocinados por la escuela como excursiones o partidos de equipos deportivos fuera de las horas de clase (si los hay).
Otra cosa que merece la pena señalar es que muchos alumnos almuerzan sin coste alguno gracias a las comidas subvencionadas que ofrecen las administraciones locales; esta práctica varía según el lugar donde vivas, así que consulta la página web de tu distrito antes de dar nada por sentado.
El sistema educativo español durante el franquismo estuvo fuertemente influenciado por la ideología política.
El sistema educativo español durante el franquismo estuvo fuertemente influenciado por la ideología política.
La mayoría de los historiadores coinciden en que el sistema educativo no se modificó hasta 1945, cuando se introdujeron algunos cambios para garantizar la igualdad entre hombres y mujeres en las escuelas.
Sin embargo, ni siquiera estos cambios fueron suficientes para mejorar la calidad de la educación pública durante este periodo; seguía considerándose inferior a los sistemas de otros países europeos de la época.
Conclusión
El sistema educativo español durante el franquismo estuvo fuertemente influenciado por la ideología política.
La naturaleza de la educación durante el franquismo se ha descrito en términos muy negativos; España no estaba considerada como uno de los países con mejores resultados en las aulas europeas y seguía siendo pobre en rendimiento educativo incluso en comparación con otros países del sur de Europa.
En un país donde las tasas de analfabetismo seguían siendo altas, sólo el 32% de la población había completado la educación primaria y sólo el 6,5% había alcanzado niveles académicos avanzados
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