La economía circular es un sistema en el que reutilizamos y reciclamos materiales para reducir los residuos.
Es una alternativa a la economía lineal, en la que todo se agota y se tira una vez que ha llegado al final de su vida útil.
La idea de la economía circular existe desde hace mucho tiempo, pero no ha sido hasta hace poco que se ha hecho más popular porque la gente ha empezado a darse cuenta de lo derrochador que es nuestro modelo económico actual.
También hemos visto ejemplos de empresas que ya están aplicando algunos aspectos de la economía circular, como la línea de producción de automóviles eléctricos Modelo 3 de Tesla.
Sin embargo, todavía hay muchos obstáculos en el camino antes de que podamos adoptar realmente este nuevo enfoque de la gestión de recursos y la tecnología de fabricación.
Puede parecer que la economía circular va en contra del capitalismo.
Puede parecer que la economía circular va en contra del capitalismo. De hecho, no es más que otra forma de hacer negocios.
El capitalismo se basa en la idea del crecimiento; te anima a crear tanto valor como sea posible y venderlo para obtener un beneficio, de modo que puedas utilizar esos beneficios para reinvertir en tu empresa y seguir creciendo.
El problema con este modelo es que no hay límite en lo grande o pequeña que puede ser una empresa, y algunas son tan grandes que controlan industrias enteras y pueden dictar los precios a su discreción (pensemos en Apple).
La economía circular, sin embargo, recompensa a las empresas que mantienen el valor en lugar de crear valor nuevo; las que mantienen los productos existentes en lugar de crear constantemente otros nuevos prosperarán en este sistema porque los consumidores preferirán productos que duren más que los de sus homólogos.
La idea de la economía circular existe desde hace mucho tiempo.
La idea de la economía circular existe desde hace mucho tiempo.
La introdujo por primera vez un economista británico, Michael Braungart, en su libro de 1992 Cradle to Cradle: Remaking the Way We Make Things. Más tarde, William McDonough y Michael Braungart, que escribieron un influyente artículo sobre el tema en 2009, generalizaron el uso del término.
El concepto ha ganado adeptos entre los gobiernos de todo el mundo y ahora se reconoce como una parte importante del desarrollo sostenible.
De hecho, muchos países ya han puesto en marcha políticas o asumido compromisos para avanzar hacia prácticas más sostenibles que apoyen este nuevo modelo de producción y consumo (véase más abajo).
El impacto de una economía verdaderamente circular sería enorme.
El impacto de una economía verdaderamente circular sería enorme.
La población mundial ha alcanzado los 7.000 millones de personas y sigue creciendo, pero los recursos son finitos.
El planeta se está quedando sin agua dulce, aire limpio y tierra cultivable a un ritmo alarmante.
Si no actuamos ahora, puede que no seamos capaces de mantener nuestro modo de vida en el futuro.
La economía circular ofrece una alternativa: Utiliza menos recursos naturales a la vez que proporciona productos de mejor calidad que duran más y, cuando se estropean o se quedan obsoletos, pueden reciclarse en nuevos materiales en lugar de acabar en vertederos o contaminar nuestro medio ambiente mediante la incineración (quema).
Un ejemplo de la economía circular en acción es la creciente popularidad del leasing.
Un ejemplo de la economía circular en acción es la creciente popularidad del leasing.
El sector del leasing ha experimentado un crecimiento constante en la última década, y muchas empresas optan ahora por arrendar en lugar de comprar cuando necesitan equipos o vehículos.
El leasing proporciona acceso a productos de alta calidad sin necesidad de poseerlos, lo que facilita a las empresas la adopción de nuevas tecnologías y la innovación a un ritmo más rápido que si estuvieran atadas por los activos existentes en su balance.
Formar una economía circular llevará tiempo y un cambio de mentalidad.
La economía circular es una visión de futuro a largo plazo, pero llevará tiempo alcanzarla.
Es necesario un cambio de mentalidad a todos los niveles: los consumidores y las empresas deben ser más conscientes del impacto medioambiental que tienen, mientras que los gobiernos deben ofrecer incentivos y establecer normativas que animen a las empresas a adoptar prácticas sostenibles.
Las empresas tendrán que estar a la vanguardia del cambio.
A medida que el mundo avanza hacia una economía circular, las empresas tendrán que estar a la vanguardia del cambio.
Tienen que cambiar sus modelos de negocio, utilizar nuevas tecnologías y asociarse con otras empresas.
También deben ser transparentes en sus operaciones y responsables con el medio ambiente.
Para que este cambio se produzca sin contratiempos, las empresas deben buscar formas de hacerse más sostenibles reduciendo los residuos y el consumo de energía, encontrando fuentes alternativas de materias primas que no dañen el medio ambiente o incluso vendiendo productos fabricados con materiales reciclados (si es posible).
Tienen que pasar muchas cosas para que la economía circular se haga realidad, pero tenemos motivos para ser optimistas.
Aunque hay muchos obstáculos que superar, el futuro de la economía circular sigue siendo prometedor.
Requerirá un cambio de mentalidad y el compromiso de empresas, gobiernos y particulares por igual.
Pero si podemos superar estos obstáculos y hacer realidad este cambio, podría revolucionar nuestro mundo para mejor.
Aunque hay obstáculos, puede ser posible que utilicemos nuestros recursos de forma inteligente y sostenible, en lugar de desecharlos cuando ya no son útiles.
Aunque existen obstáculos, puede ser posible que utilicemos nuestros recursos de forma inteligente y sostenible, en lugar de desecharlos cuando ya no son útiles.
La economía circular es una forma de pensar sobre cómo utilizamos los recursos.
No se trata sólo de reciclar, aunque sea una parte importante, sino también de utilizar los recursos de la forma más eficiente posible para que nada se desperdicie ni se agote con el tiempo.
En otras palabras: pensar «menos», no sólo «más».
Puede parecer una tarea imposible, pero hay ejemplos en todo el mundo que demuestran que este modelo puede funcionar en la práctica.
Conclusión
La economía circular es una idea prometedora, pero no es fácil de aplicar. El concepto requiere que las empresas cambien su mentalidad y piensen en cómo utilizan los recursos.
También requiere que los gobiernos y otras instituciones creen políticas que apoyen estos esfuerzos, lo que puede resultar difícil cuando los presupuestos son ajustados y las prioridades no están claras.
Sin embargo, si todos trabajamos juntos por este objetivo, no hay ninguna razón por la que no podamos construir un ecosistema en el que utilicemos sabiamente lo que tenemos en lugar de tirarlo una vez que ha llegado a su punto final.
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